El Dossier

Parece que en este año no habrá fanfic. Pero no se preocupen, esto se compensará con gran variedad de artículos, la mayoría dedicadas a waifus. Espero y todos los artículos a su debido tiempo, tres artículos grandes e importantes están ralentizando el paso.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Cuestión de Suerte | Historias que Contar - Animales Prehistóricos | Dinovember - Día 10

Era una noche de verano, un Carnotaurus andaba por el pequeño camino secreto de un bosque desolado, hacia un tiempo que él y otros dinosaurios habían encontrado un escondite perfecto en aquel lugar, donde no serían molestados por nadie. La mayoría de los animales que se encontraba allí ignoraron la presencia del Carnotaurus, mientras que otros huían pensando que estaba cazando; pero la verdad era otra.

Aquel Carnotaurus enseñaba una herida en su cara, producto de haber perdido una pelea con su presa, en todo el día no pudo conseguir algo que comer y eso lo frustraba. Respiró con calma y cerró los dientes, reuniendo un poco sus fuerzas. Giró y pudo ver que estaba solo, el bosque se había silenciado, lo único que alcanzaba a ver era el cadáver de un herbívoro que fue dejado por algún depredador.

Estaba frustrado por lo que ha pasado en su día, pero no perdería la oportunidad de ir por él, debía apretar los dientes en todas partes en esas carnes. Rápidamente se acercó al cadáver y empezó a comer, pudo haber tenido un mal día, pero al menos estaba solo para disfrutar de la carroña. Tendría que mentalizarse para que le siguiente día fuera mejor, el mundo lo quería así, que aprendiera a como vivir sin importar que tanto fuera su suerte, tendría que luchar contra aquello para que lo tomaran en serio.

Al terminar su comida, cruzó un valle que lo mandaba a una subida con algunas plantas marchitas, le llamaba a atención ver tal camino por lo que pasa por él para ver que tiene. Cada vez veía más piedras que plantas, preguntándose a donde lo llevaba el camino, la subida se hacía más complicada para un animal como él, pero si quería ver a donde lo llevaba haría lo posible por ver el final. El final del camino lo llevaba a un acantilado, viendo desde el borde la altura en donde estaba, se podía ver los árboles, ríos, otros acantilados similares y varios dinosaurios durmiendo tranquilamente en el campo.

Era todo tan familiar para él, siendo que apenas conocía este lugar tan remoto pero tan exótico, era fascinante estar en un bosque oculto que recibía pocas visitas y que tenía tantos recursos para cualquiera, llegó a pensar que era suerte haber encontrado el bosque por casualidad. Seguía mirando ese increíble paisaje, nunca había estado tan lejos de lo que tanto recodaba hasta ese momento, después, regresó por donde había iniciado para terminar con su día, que pasó de la mala a la buena suerte.

A la mañana siguiente, los dinosaurios hacen sus rutinas diarias dirigiéndose a otros lugares en busca de comida o un sitio en donde quedarse, eran los días de siempre. Pero en esta ocasión, unos fuertes ruidos interrumpieron a varios dinosaurios, en lo profundo de bosque se oía como dos se peleaban, de los pocos que llegaron a ver que pasaba notaron que la pelea era con el Carnotaurus que llegó anoche.

Estaba junto a otro Carnotaurus macho peleándose por el territorio, siendo él quien domina al otro mordiéndole el cuello, intentando enterrarle los dientes. Al soltarlo, el otro Carnotaurus corre hacia él queriendo darle un cabezazo pero falla, el Carnotaurus de la herida le muerde la cola, haciendo que el otro intente liberarse sin éxito. Su cuerpo estaba preparado, era fuerte para forzar los músculos, para clavar sus mandíbulas y hacer heridas considerables, moviendo la cabeza de un lado a otro para más dolor.

El otro Carnotaurus logra liberase y se retira del bosque, anunciando su derrota, lo que alegra a él. Terminó agotado después de la pelea, había forzado su cuerpo al máximo y se sentía dolorido, en su descanso miraba el bosque por donde pasó la noche, era un bonito lugar, pero no se sentía tan a gusto como para quedarse. Sin pensarlo mucho más, parte para buscar un nuevo lugar donde quedarse, despidiéndose del bosque en donde estuvo; abriendo paso a un desierto, él sabía y a la vez no sabía a donde iba, pero en su interior decía que tomara este camino.

El Carnotaurus fue atravesando el desértico valle, cuatro herbívoros de tamaño medio huían de él corriendo sin cesar, pero los ignoraba. Otros carnívoros más pequeños buscaban que comer entre la poca vegetación que hay, al mismo que se escondían del Carnotaurus. Era de un buen olfato a la hora de cazar, y sabía en donde encontrar las presas más grandes.

Al llegar a un pequeño campo con pasto, el Carnotaurus se detuvo en un riachuelo, recuperando su energía bebiendo. Fue andando por el valle desértico en busca de una presa, revisando el rebaño que se encontraba por ahí vio en su mayoría Hadrosauridos, Ornithomimidos y Ceratopsidos compartiendo la vegetación del suelo, sin saber que él estaba aquí. Se preparo para actuar, escondiéndose en un arbusto hasta que uno se descuidara y lo atrapara.

Un Struthiomimus se alejaba del rebaño en busca de pasto más verde, sin saber que el Carnotaurus lo esperaba para devorárselo. En tan solo segundos, el Struthiomimus se da cuenta de la presencia del Carnotaurus y sale corriendo, con este siguiéndole el paso y ahuyentando al rebaño que se va por el sentido contrario de ellos. El herbívoro corría tanto como podía y evitando los obstáculos y otros animales que se cruzaban mientras que el depredador intentaba morderlo. Al querer alcanzar la libertad, el Struthiomimus se cae al tropezar con una rama y es atrapado por el Carnotaurus, que tras haber acabado con él se lo lleva a otro lado.

Mientras empezaba a comer, oye un ruido familiar, al levantar la vista observa que otro Carnotaurus se acerca a donde está él; en este caso es una hembra. Sabiendo a que venía la hembra, el macho le lanza unos leves rugidos como diciendo que la presa es solo suya, lo que hace que la hembra le responda de la misma manera. Estuvieron así por unos minutos hasta que la hembra se le queda mirando por unos segundos y se retira, el macho ya puede comer con tranquilidad, pero el como la observaba la hembra lo deja algo pensativo, algo quería ella que vio en él, e iría a descubrirlo, después de su descanso.

Siguiendo las huellas que dejó la hembra, abandona el desierto para cruzar un camino que estaba escondido por las montañas, el camino lo llevaba a una laguna apartada, un lugar que por los años se había llenado de arena. Mientras más andaba, más olía el agua, ese olor tan característico de una laguna, comenzó a acariciar la arena tan fina y blanca; pudiendo escuchar todos los sonidos de la naturaleza, entró en el agua, era tan refrescante y tan agradable.

Al salir de la laguna, se encontró con la Carnotaurus que vio en el desierto, se estaban mirando fijamente como si se estuvieran preguntando que hacían aquí y como llegaron, tanto la hembra como el macho estaban pensando en esto. La hembra se marchó a otro lado y el macho lo sigue, viendo ese paraje que era todo un valle precioso, tan verde y tan lejos de cualquier bioma que haya explorado. Los pasos pasaron de ser rápidos a lentos cuando ve que la hembra lo estaba esperando, esta le estaba dando unos gestos y quejidos de tranquilidad, como si estuviera hablando con el otro, que estaba parando oído para escuchar lo que decía.

Escuchaba cada ruido que hacía la hembra a la vez que ella le mordisqueaba los cuernos y le daba leves empujones. El macho contestaba con frecuencia, pero la hembra solo se limitaba a dar un gesto de burla, como si se negara a lo que pedía el otro, que se estaba molestando por su comportamiento. Al cabo de unos minutos de conversar, el macho comprendió lo que le decía la hembra, si quería cambiar su suerte, tenía que llevarse a ella y para eso debía deshacerse de su antiguo compañero.

La hembra al ver las expresiones del macho sabe que lo ha entendido, pero igual ella estaba algo preocupada por tener que contárselo. Lo único que hizo para hacerlo entrar en razón fue señalar un camino que se encontraba a la derecha, lo cual el macho cruza sin dejar de mirar a la hembra, quien se va para otro lado y apartarse de él. El Carnotaurus paseaba por aquel jardín mientras se preguntaba quien era el antiguo compañero de la hembra, si estaba por aquí sería pan comido deshacerse de él y sería prueba superada, ya tendría razones para volver al bosque que pisó ayer. De inmediato, detuvo su caminata, vio que una huellas estaban en lo que es un lodazal, al principio no le tomó importancia pensando que era de la hembra, pero estos eran un poco más grandes para serlo, casi tan grandes como los suyos.

Cuando se quiso dar cuenta, fue agarrado del cuello y tirado al suelo, le estaban dando fuertes mordidas en el cuello mientras era sujetado, queriendo apretarle algunas costillas, pero no se va a dejar vencer y con esfuerzo se levanta y tira a su atacante. Se trataba del otro Carnotaurus macho con quien se enfrentó en la mañana, dejando algo sorprendido a este por verlo otra vez y por tener algo que ver con la hembra. El macho esta por cargar un ataque pero el de la herida se abalanza sobre él y le muerde el cuello y la cara, haciendo que ambos intenten golpearse mientras se mueven hasta llegar a donde estaba la hembra. El macho miraba desafiante al de la herida, como si quisiera pelear a muerte con él, y este también se mostraba desafiante, con la hembra debatiendo si interferir o no.

El de la herida ya estaba preparado, respiro hondo y corrió hacía donde estaba el otro macho, aturdiéndolo y arrastrándolo hasta llegar a una roca, en donde le está dando varios cabezazos y mordidas en las costillas, lo que hace que el otro macho escupa un poco de sangre. El de la herida gira y da un fuerte cabezazo en la cara del otro macho, haciéndole una cortada en los labios con los cuernos; lo que sorprende a la hembra.

Pensando que ya ganó, el otro macho se levanta da un fuerte empujón con todo su cuerpo al de la herida, después lo sostiene y da fuertes mordiscos en la cara casi cerca de sus ojos, con lo fuerte y rápido que los hacía daba a entender que en algún momento podría arrancarle parte del cráneo. Nuestro Carnotaurus intenta levantarse pero cada que lo intentaba era pisoteado por el otro, dejándolo en su dominio.

Mientras intenta recuperar el aliento, el macho de la herida aprovecha para golpearle con los cuernos en la barbilla, distrayéndolo y se levanta para seguir peleando. El otro macho intenta atacarlo por detrás, pero recibe un coletazo por el otro para después volver a morderle el cuello, él intenta arrancarle un brazo pero el macho lo toma del cuello otra vez y lo tira al suelo para después darle múltiples pisotones en la cabeza. El macho de la herida intenta rasguñarlo con las patas, pero esto hace que el otro macho rápidamente muerda su pierna, cerrando los dientes con fuerza para más daño mientras el otro sufre.

Estando ya por vencer al otro, el macho prepara su último ataque, pero es interrumpido por un repentino ataque de la hembra, que se dispone a defender al de la herida. Esta ataca al macho en donde atacó el de la herida, haciendo que el macho quede aturdido por ratos y la hembra contraataque, el macho de la herida llega con algo de dificultad a donde están ellos, enterrando sus mandíbulas en la garganta del macho y la hembra se encarga de chocar su cabeza en las costillas, quedando moribundo. El macho ya se encontraba agotado por tanta pelea, pero seguía dispuesto a vencer al otro. Trata de levantarse, pero los otros dos se lo impiden, y estos acto seguido muerden las costillas y detrás de la cabeza con toda fuerza, dejando que el macho pierda sangre y la pelea; el macho de la herida queda como el vencedor y lo anuncia rugiendo.

Con la pelea ya terminada, la hembra le cuestiona al macho si de verdad quiere cambiar su suerte con su ayuda, esto porque ha peleado muy bien con el otro Carnotaurus. El macho lo piensa por un momento, era cierto que peleó muy bien, pero no esta seguro si era suerte por estar con ella o suerte suya, no sabía bien cual de las dos opciones eran, pero claramente era suerte. Finalmente encuentra su decisión y es buscar la suerte él mismo, si la encontró lo quiere seguir buscando por su cuenta, cosa que comprende bien la hembra. Ambos se despiden chocando cabezas y el macho se retira del valle. Al día siguiente, el Carnotaurus regresa al mismo bosque en donde empezó su trayectoria, no era el lugar más bonito que haya visto, pero lo tenía todo para vivir y se quedaría por un buen tiempo en ella, eso lo pensaba mientras marcaba su territorio. Su suerte no estaría con él en todo el tiempo, pero llegará cuando más lo necesita o cuando menos lo espere, de aquello si lo podía asegurar este suertudo.

The End

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